¡Descenso del Titán: Un viaje a las profundidades que terminó en desgracia!

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¡Que hongoo mi banda malandra, les tengo columna mitotera de aquellas! Resulta que estaban buscando el submarino Titán, el cual se iba a aventar a explorar los restos del Titanic, ¿te imaginas? Este pedo estaba hecho con materiales súper nuevos y fregonazos, como fibra de carbono y titanio, y se jactaba de hundirse hasta 4 km de profundidad. La neta, según OceanGate, la empresa que lo armó, este aparato iba a inspeccionar, investigar, grabar películas y hasta probar hardware y software en alta mar. ¡Pura chulada!

La neta, OceanGate tenía planeadas varias expediciones al Titanic en 2023, pero la pinche madre del clima en Terranova se puso bien culebrona y nomás pudieron hacer una. Los que querían aventarse en esta aventura, los «Especialistas en Misiones» de la empresa, tenían que soltar la marmaja de 250,000 dólares para tener la oportunidad de participar en esa expedición de ocho días. ¡el puro billete!

Pero antes de subir al Titán, había que firmar un papelón de renuncia a la responsabilidad bien agandallado. O sea, te dejaban bien claro que el Titán era un invento experimental, sin la aprobación de ninguna autoridad ni nada. ¡Chale! La Society de Tecnología Marina ya había advertido en 2018 que esta peda del Titán era peligrosa y que la forma en que OceanGate estaba manejando todo esto podría tener consecuencias bien mamonas. Pero el CEO de la empresa, Stockton Rush, nomás se puso de a pechito y dijo que la industria estaba frenando la innovación. ¡Bien loco el vato! Y los hueyes pasajeros solo compraron su boleto derechito a la santa paila del señor.

Pero aquí no acaba la bronca, banda. Resulta que el ex piloto del Titán, David Lochridge, aventó una demanda contra OceanGate, acusándolos de violar su contrato de confidencialidad y de hacer declaraciones chuecas. El cuate decía que lo habían corrido injustamente porque levantó la voz sobre los pedotes de seguridad del Titán en las inmersiones profundas. Según él, la ventana transparente del sumergible solo estaba certificada para 1,300 metros, nada que ver con los 4 km del Titanic. Y el vato también los agarró a putazos porque no hicieron pruebas en el casco antes de aventarse a las inmersiones con gente a bordo. Al final, OceanGate y Lochridge llegaron a un acuerdo en chinga, pero las dudas y preocupaciones siguieron rondando.

Ahora, las expediciones al Titanic en el Titán han sido puras madrizas, banda. Imagínate, en una de las inmersiones, el pedo comenzó a dar vueltas como trompo por un propulsor mal puesto. ¡Semejante oso! En otra ocasión, tuvieron pedos con la batería y tuvieron que conectarla a mano a una plataforma elevadora, chingándose los componentes externos. ¡Qué mala suerte!

Pero la neta del planeta, banda, el último pedo que se aventaron fue el más macizo de todos. La comunicación con el Titán se perdió en plena inmersión en el Titanic, no funciono el control de alta tecnología “Arteck” ¡y la bronca se armó! La Guardia Costera de los Estados Unidos confirmó que el compartimento de presión del Titán se implosionó en el océano profundo. ¡Se despedazó todo, wey! Resulta que la presión del mar fue más poderosa que la presión interna del compartimento, y ¡pum!, se armó el desmadre. Chale, las cinco personas que iban a bordo, incluyendo al jefe de OceanGate, Stockton Rush, y a Shahzada Dawood y su hijo Suleman Dawood, se fueron al otro mundo en ese pedote.

El Descenso del Titán resultó ser un pedo bien macabro y nefasto. ¿Quién iba a decir que una aventura de lujo se iba a convertir en una tragedia de esas que nomás ves en las pelis? Mejor quedémonos en tierra firme, sin lana pero con mucho aire que respirar, porque pa’ aventarnos a esas profundidades, hay que tener mucha suerte y branquias.

¡Échenle ganas, mis mitoteros!, Yo sigo con la idea de Rose no quizo salvar al Jack.

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